Qué piensan los argentinos sobre el trabajo remoto.
Muchas personas debieron comenzar a trabajar desde sus casas en el inicio de la crisis sanitaria por el COVID-19. Una encuesta de la consultora Adecco midió cómo fue la experiencia durante esas tareas.
Luego de que en marzo del año 2020 comenzara el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) por la pandemia por COVID-19, se generó un gran cambio en las formas de trabajo de las personas. Unos 3 millones de trabajadores argentinos abandonaron las oficinas, las reuniones laborales, sus escritorios, su tan conocido ámbito laboral.
De acuerdo a un estudio realizado por la consultora Adecco sobre la adaptación de los trabajadores a esta nueva modalidad de empleo, un 38% de los encuestados no pudo adaptar su casa a un ambiente laboral, tanto por la incomodidad como por problemas económicos. En cambio, un 62% aseguró que logró un buen entorno de trabajo en sus hogares. De estos trabajadores, el 72% aseguró no haber recibido ningún elemento para equipar el espacio por parte de los diferentes empleadores. El 28% expresó haber recibido mobiliario como sillas, teclados, escritorios, computadoras y hasta impulsos económicos para adquisición de nuevos equipos. Los empleadores que otorgaron estos beneficios, son de empresas que tienen relación con la tecnología y la exportación de servicios.
A pesar de estas incomodidades que acarreó la nueva forma de trabajo, el 57% de los encuestados sigue considerando como un beneficio el home office, el 63% aseguró gastar mucho menos dinero que concurrir a su lugar de trabajo y el 32% lo consideró una desventaja, por tener como consecuencia el trabajar más horas y no poder desconectar de las tareas.
Los trabajadores expresaron que uno de los motivos para querer regresar a la modalidad presencial de trabajo, es el contacto con sus compañeros. El 52% de los trabajadores argentinos, es decir uno de cada dos de ellos, dijo que le gustaría regresar a la labor presencial para recuperar el contacto con sus colegas.
La encuesta fue realizada entre 8.000 trabajadores y empleadores a mediados de este año. En ella se expone que el 74% hoy elige un esquema bimodal, con días de trabajo a distancia y otros de trabajo en la oficina. Ocho de cada 10 directivos de grandes empresas consideró que la flexibilidad que puede aportar el trabajo híbrido a sus empleados va a ser un beneficio para sus compañías. Por el lado del empleado, un 88% prefiere realizar su trabajo de manera mixta, sólo un 7% quiere el regreso a la labor presencial total y el 5% restante elige la labor remota en su totalidad.
El teletrabajo se encuentra en momentos de regulación a nivel internacional, a raíz de convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y las directivas de la Unión Europea.
En Argentina, donde existe una ley sancionada en 2020, durante el inicio de la pandemia, el teletrabajo se toma como voluntario, a diferencia de otros países. El empleado tiene derecho a desconectarse del trabajo en el horario estipulado y conserva las oportunidades y capacitaciones que posean los trabajadores que realicen sus tareas de manera presencial. El empleador debe ocuparse de los gastos extras que involucre el trabajo desde el hogar y proveer lo necesario para su desempeño.
En Argentina no todos los trabajadores cuentan con el mismo acceso y las herramientas para obtener ciertos recursos necesarios en el hogar para el home office. Otra problemática a trabajar, según los autores del trabajo, es la de la ciberseguridad, algo que no tenía tanta relevancia anteriormente, hoy es de gran importancia dentro de las herramientas informáticas que requiere el trabajo remoto.
Por otra parte, una investigación de ADP (una consultora de servicios de inteligencia en recursos humanos) indicó que los empleados no esenciales argentinos, durante el confinamiento por la pandemia mundial, trabajaron en promedio 6,2 horas extras semanalmente no remuneradas. Pero con anterioridad a la crisis sanitaria, también se encontraba un desfasaje de las horas de labor, pero era en menor medida. Trabajaban 4,8 horas extras no pagas. Por otro lado, los trabajadores esenciales sumaron una cantidad de 10,1 horas semanales no remuneradas, es decir una jornada más de trabajo sin ser pagada.
Esto para los expertos que componen ADP es un gran factor de riesgo para la productividad de los empleados, más aún ahora que muchas empresas preparan sus recursos para adoptar el modelo híbrido de trabajo entre la labor presencial y remota. Según ADP, si bien el teletrabajo demostró grandes beneficios, también luego del tiempo transcurrido desde el comienzo de esta modalidad laboral, genera agotamiento en los trabajadores, más aún los que a el teletrabajo le adicionan los quehaceres domésticos, la escuela remota de los niños del hogar, la falta de comodidad, la falta de contacto con colegas y compañeros de trabajo.
Estas horas extras no remuneradas, es una temática que debe tomarse en consideración para la modalidad híbrida que muchas empresas adoptarán, agregó, para que no siga aconteciendo, ya que puede tener impacto negativo. En este sentido, “la responsabilidad es doble, la del empleador de pagar siempre y sin excepción las horas extras que se realizan en la labor y por otro lado el empleado, de gestionar el horario de la manera más eficaz y acotada al horario laboral posible. El empleado debe consignar su labor en el horario estipulado y si surge el requerimiento de continuar luego de su hora laboral, consensuar con el empleador para el reconocimiento de las horas extras que se realizan para el pago correspondiente”, puntualizó.